El espejo de agua se establece como pieza central de la intervención.
Una serie de plataformas crean una “promenade” arquitectónica que enfatiza la presencia del agua y la idea del baño como ritual.
Esta obra pone en valor el paisaje a través de
una composición abstracta que juega con las texturas, los materiales y las sombras
para reforzar el contacto delicado entre planos.